El Valor de Vivir
“Vamos,” dice el alfa. Inclina la cabeza hacia el agua mientras Jimin lo mira boquiabierto con miedo en los ojos. “Métete.”
Esta noche Jimin obedece.
Ya sea por el calor húmedo que nubla el aire o por el delirio inducido por el insomnio o por algo completamente diferente, los pies de Jimin dan pequeños pasos hasta que se encuentra al borde del baño. La punta de sus dedos se acerca peligrosamente a sumergirse, solo necesita dar un último paso. Los ojos del alfa siguen cada uno de sus movimientos, escaneando su cuerpo con atención cautivadora.
“Vamos,” dice el alfa, la voz goteando riqueza profunda.
Jimin —por razones que no comprende— obedece. Su cuerpo lo lleva, paseando lentamente por los escalones y hacia el agua caliente sin pensarlo más. Algo se siente indefenso e incontrolable, provocándole comezón por dentro. Lo reprime.
“Buen pequeño omega.”
Las palabras del alfa hacen que chispas le cosquilleen en las venas y que el ácido le suba por la garganta, la combinación contradictoria de sensaciones es confusa. Odia cómo algo dentro de él casi… le gusta.
Después de ser rescatado de una manada opresiva con reglas estrictas y tradiciones anticuadas, Jimin comienza una nueva vida en la manada Jeon.