El abrazo del guerrero
Y carajo, el hedor de la vagina empapada de Jungkook era más fuerte que antes. El olor dulce y ácido que hacía que la abultada polla del alfa se retorciera en sus pantalones. Miró al omega que tenía entre las piernas, con ojos lujuriosos. «Tus bragas están sucias por tu desorden, omega».
Mierda. Las bragas eran prácticamente transparentes con lo mojadas que estaban con la mancha de Jungkook.
El viejo omega gimió mientras le temblaban las piernas en los brazos de Taehyung: «Tú y tu sucia boca, siempre diciendo cosas vulgares. ¿Los alfas son tan vergonzosos como tú, tu edad?» Preguntó sin aliento, con sus ojos llenos de lágrimas, mirando fijamente a Taehyung desesperado; desesperado, sin poder apartar la cara cuando el joven sonrió:
«Hay otras cosas que mi boca puede hacer». El alfa casi parecía encantado con el aspecto y la forma en que hablaba Jungkook, pues sabía que él era el causante de que el viejo omega estuviera tan molesto y caliente con un poco de burla.
O cuando, cuando el dulce y viejo omega jungkook ve a un joven guerrero a las puertas de su castillo pidiéndole la mano —esperaba que su padre la rechazara con la excusa de que era estéril y viejo— no porque dicho guerrero lo golpeara en la cama con la promesa de tener crías.