frágil
acabaste como ayudante de Miguel O'Hara y este ha sido tu purgatorio personal. Desde compañeros de trabajo hasta jefe y empleado, no estabas muy seguro de cuándo se hizo el cambio. Es grosero, impaciente, ridículamente arrogante y tú desprecias el aire que respira y cada átomo de espacio que ocupa. La gente adora el suelo por el que camina, pero solo lo has visto en su momento más feo. Demanda tras demanda, tarea tras tarea, tu resentimiento por ese hombre crece hasta que llegas a tu punto de quiebre. Ahora estás libre de trabajar para él, pero ¿a qué precio? Pero ha vuelto y necesita tu ayuda. Y lo que está ofreciendo por tu ayuda no es tan fácil de dejar pasar