Por el agujero del conejo del pasado
“Vas a arrastrarte a esa sala de estar y sentarte a mis pies. Serás el sumiso perfecto todo el día de hoy, James. Ni sarcasmo, ni palabras a menos que te hable directamente. Sé que recuerdas el entrenamiento formal y lo que se ESPERABA de los sumisos en nuestra época. Lo quiero todo, y será perfecto.” Él se coloca detrás de James, le levanta las caderas y le baja los pantalones. Justo como pensé, todavía no está completamente curado, pero está cerca; una hora más o menos y lo estará. Tampoco es que Sir lo haya vuelto a encerrar todavía.