donde quiera que estés, iré a ti
“¿Estás bien? ¿Qué significa todo esto entonces?”
“Ah. Bueno. Puede que me haya resbalado.”
“¿Resbalado?”
“Sufrí una pequeña caída, me temo,” dijo Aziraphale. “Pero, bueno. Lo hecho, hecho está.”
“¿Lo hecho…? ”
“Ahora que ya no estoy sujeto a un código moral bastante arbitrario, debo preguntar: ¿Pagas impuestos? En realidad, más importante aún, ¿crees que puedo dejar de pagar impuestos ahora? Eso parece algo suficientemente demoníaco. Negarse a cumplir con mi deber cívico y todo eso. Bastante taimado, diría yo.”
Esto fue, en retrospectiva, la manera menos delicada de dar la noticia.