De lo que he probado del deseo
Nunca pensaron que encontrarían que casi ser borrado sería algo que les cambiaría la vida. Luna Sangrienta lo había esquivado en el momento justo, pero había sido lo suficientemente lento como para que, bajo el resplandor del láser emitido por ese maldito cañón, lo hubieran visto... a él. Sol. En el resplandor de la explosión, sus ojos brillaban y brillaban con una luz llameante. La encargada de la guardería lucía como su tocayo, y había sido... atractivo. De otro mundo. Como una deidad que se hunde con el resto de la inmundicia. Había estado impresionante. Como una estrella en el cielo nocturno. Encantador. Por primera vez en su lamentable existencia, Blood Moon quería algo más que sangre y destrucción. Tenía hambre, pero no de sangre. Tenía hambre de sol.