De poseer una cafetería y otras hazañas heroicas…
Aizawa Shouta sabía, fundamentalmente, que su peculiaridad podía ser útil para ayudar a otros; sin embargo, después de la muerte de sus padres y algunas excursiones infructuosas por el sistema de acogida, llega a darse cuenta de que el mundo de los héroes no es para él.
Porque los héroes solo aparecían algunas veces; luego, si tenías suerte, se lanzaban a la escena, buscaban su gloria derrotando a los villanos y luego desaparecían tras una pantalla de fans adoradores, cámaras de televisión y fama… dejando a la gente común para que revisara los fragmentos de sus vidas rotas.
Nadie lo había salvado de la despiadada realidad de ser un huérfano demasiado mayor y demasiado dañado para ser adoptado y a nadie le importaba la zona oscura que envolvía al centro de cuidado donde se crio, y así, decide importarle.
Lo que sigue son las historias del dueño del Café Aizawa, que no ha adoptado a varios niños, intimidado a las pandillas locales, asustado a los proxenetas y hecho que varios villanos y héroes se enamoraran de él, no señor; solo sirve bebidas, proporciona comida decente y ayuda a los estudiantes con dificultades con sus tareas.
Sería irracional pensar lo contrario…