no hay suficiente odio en mi corazón
Tobirama siente cómo su chakra se enrosca con irritación, el calor de su fuego retrocede de él, como si la misma presencia de Tobirama fuera repulsiva, aborrecible. Esto es un ejercicio de repetición, sabe que Madara lo detesta, como la mayoría de la gente, pero absolutamente nada de esto se vuelve más fácil, solo empeora. Algo doloroso le atraviesa el pecho, y la sensación es abrumadora, insoportable.
Algún día, piensa. Su corazón finalmente tendrá suficiente y se detendrá, dejará de latir y se enfriará, aplastado por el dolor. Y así moriría, no bajo la hoja de un enemigo sino bajo el peso de su propia soledad, rechazado y excluido.
"Solo intento ser cortés, no pretendo provocar una pelea. En este tiempo de paz, no veo ninguna razón para la contienda." Responde Tobirama, cansado y seco.
"Mi versión de la paz," Madara lo mira con indiferencia, "no tiene lugar para alguien como tú."
Tobirama observa sin palabras cómo Madara se aleja, incluso mientras algo dentro de él se rompe.