No hay caminos delimitados
Xie Lian encontró algo en sí mismo que creía que había desaparecido, desgastado por cada error que había cometido.
Fe.
Abrió los brazos y el niño dudó, pero al final cayó sobre ellos, con el cuerpo temblando de silenciosos sollozos.
«Me acuerdo de ti», volvió a susurrar, con la voz quebrada mientras Hong-er se aferraba a él.
Me acuerdo de ti.
Te recuerdo.
Siempre, mientras viva, te recordaré.
(Una versión de TGCF en la que a Xie Lian le colocan un grillete maldito en los ojos, cegándolo. Y, sin embargo, a pesar de todas sus dificultades, siempre hay alguien que lo cuida).
(VARIAS TRADUCCIONES DISPONIBLES)