te encontré (por fin)
Suguru mira fijamente al hombre que se cierne sobre él, alto y sin sonreír. Es... es Satoru, definitivamente es Satoru, pero no lo es al mismo tiempo.
Gojo Satoru parece ser una década mayor, su cuerpo es más grande y ocupa más espacio del que solía ocupar Suguru. Y la forma en que observa a Suguru hace que sienta un hormigueo en todo el cuerpo, un calor extraño en la parte baja de su barriga.
«Hola, cariño», dice Gojo Satoru, y hasta su voz ha perdido el tono irritante de su versión adolescente. «¿Qué te trae por aquí?»
O,
Suguru del instituto conoce a Gojo adulto. Las cosas pasan.