Keenser

Spock siente que Jim está insatisfecho con sus encuentros sexuales, pero Jim se niega a decirle por qué. Va con su contraparte en busca de consejo y lo sigue la próxima oportunidad que tiene. Ambientado varios meses después de En la oscuridad. Un one-shot erótico que se convirtió en una novela erótica. :) K/S es la pareja principal. Las otras parejas aparecen, pero no juegan un papel importante. "El sexo es uno de esos impulsos que surgen desde dentro y que no se pueden negar. Puedes sofocarlo, moldearlo y regularlo, pero es un impulso que sigue surgiendo, a veces más que otras, pero sigue surgiendo."

Escrita para el Kink Meme de Star Trek XI: "AU - Kirk se ha mudado a un apartamento/casa y quiere conocer a sus vecinos. Conoce a su vecino Spock, un solitario que sufre de agorafobia extrema. Kirk cree que es un enigma hermoso."

Doble tragedias acercan al equipo de mando de la Enterprise, pero la brecha entre ellos crece cuando Spock descubre algo en la mente de Jim.

Jim recibe un mensaje amenazante de su padrastro y, aunque mantiene en secreto su miedo y agitación, se vuelve cada vez más imprudente en las misiones hasta el punto de que no tiene absolutamente ningún respeto por su seguridad. Spock, después de descubrirlo, tiene que decidir qué camino tomar para manejar la situación; quedarse a consolar a Jim o irse a confrontar al hombre que le está causando este dolor.

Morir te permite dejar atrás todos tus problemas; volver a la vida significa que tienes que enfrentarlos. Un complemento a STID que abarca el tiempo entre la resurrección de Jim y el rebautizo de la Enterprise. También una secuela de "Compeer."

Después de que Jim despierta en el hospital de su coma, descubre que algo está pasando. Principalmente que Jim va a ser juzgado por traición contra la Federación, el resto de su tripulación de alto rango va a ser reasignado a otras naves, Bones va a perder su licencia, y Spock se enfrenta a una corte marcial y a una posible pena de muerte. Que tenga un buen día.

Sus ojos tenían de nuevo esa mirada distante cuando él se sentó a su lado; solo cuando su silla chirrió se dio cuenta de su llegada. Durante un rato, Chekov dudó en sentarse simplemente a la misma mesa que la otra alférez, y le había costado aún más llamarla por su nombre de pila en lugar de por su apellido. Pero ahora, mientras ella se apoyaba en su hombro con una suave sonrisa, no podía imaginarse en ningún otro lugar.