Jugando las cartas repartidas
Porsche le hizo un favor a un amigo e intervino para cubrir un turno en un gran evento. Se encontró trabajando como camarero en una gala, incapaz de rechazar ninguna oportunidad de ganar algo de dinero.
Luego llegó Kinn, heredero de la familia Theerapanyakul, que quería disfrutar de la gala sin ningún intento de asesinato, solo por una vez.
Una UA en la que Porsche otorga a Kinn la apariencia de normalidad que tanto anhela.