Porque el mundo le pertenece al diablo
Mientras salía de la iglesia, el viento azotó los abedules y fue como si el Diablo mismo hubiera estado sentado afuera todo este tiempo, pero esperando susurrarme al oído a través del susurro de las hojas:
"Pero tú eres mejor que las demás, Laura Erika, mucho mejor que este miserable rebaño de ovejas; una mujer que merece un ático en una metrópolis, no un desván con corrientes de aire que mira a campos de hierba aburridos. No te mereces un vestido floreado de niña: te mereces pieles, orejas perforadas de las que cuelguen arañas de diamantes; te mereces hombres adoradores a tus pies."
Así, el Diablo habló sobre el cálido viento de verano y, absorta, escuché, lo respiré.
***Laura Erika sabe que es diferente, sabe que no es una chica ordinaria, sabe que está destinada a la grandeza. El único que alguna vez ha entendido realmente sus deseos y ambiciones ha sido su tío favorito, Torsten, la oveja negra de la familia. Él tiene los medios para darle la vida decadente que anhela; ella tiene la riqueza y la inocencia en la que él anhela hundir sus garras.